domingo, 21 de junho de 2009

Miguel de Unamuno

La oración del ateo

Oye mi ruego Tú,
Dios que no existes, y en tu nada recoge estas mis quejas,
Tú que a los pobres hombres nunca dejas sin consuelo de engaño.
No resistes a nuestro ruego y nuestro anhelo vistes.
Cuando Tú de mi mente más te alejas, más recuerdo las plácidas consejas con que mi ama endulzóme noches tristes.
Qué grande eres, mi Dios!
Eres tan grande que no eres sino Idea;
es muy angosta la realidad por mucho que se expande para abarcarte.
Sufro yo a tu costa, Dios no existente, pues si Tú existieras existiría yo también de veras.

2 comentários:

Maria Isabel Pedrosa Branco Pires disse...

Tens que ir buscar o prémio "pedagogia do afecto" que te pertence.

AnaLee disse...

Isabel, esse prémio foi atribuido à outra paisagem. Está lá.
Beijo
Ana