segunda-feira, 24 de agosto de 2009

Buena Vista Social Club, Chan Chan Chan





Leyenda, popularidad, y fama mundial que rompió el bloqueo musical impuesto a Cuba por la industria de la música y el disco

por Rafael Lam, Prensa Latina

La Habana.- Buena Vista Social Club (o mejor dicho Club Social Buena Vista) era una sociedad habanera para personas de raza negra, muy famosa en las primeras décadas del siglo XX, a la cual le dedicaron dos piezas musicales Arsenio Rodríguez (Buena Vista en guaguancó) e Israel López "Cachao" (Club Social Buena Vista). Inspirado en ese título, Juan de Marcos González conformó una orquesta llamada Afro Cuba All Stars y grabó tres discos, uno de ellos titulado Buena Vista Social Club, la llama que estalló y logró un Grammy en la categoría de música tradicional en 1998.

Un triunfo que sirvió para que el éxito se regara como pólvora e impulsara el renacimiento del son y la trova tradicional de fin del milenio, como uno de los fenómenos más destacados del siglo.

Comencemos con el salón Club Social Buena Vista. Antes de los cambios sociales operados en 1959 en Cuba, existían sociedades de diferentes etnias: negra, española, china y otros grupos. En la primera de éstas, algunas de las más famosas fueron Unión Fraternal, Las Aguilas, Marianao Social, Atenas, Antillas, Isora, Jóvenes del vals y Club Social Buena Vista, fundada en 1932 en el barrio habanero de Buena Vista.

Se encontraba a unos mil metros de lo que sería después el cabaret Tropicana. En 1939 (cuando se inaugura éste) se traslada hacia el antiguo barrio de Alturas de Almendares. Su sede era una residencia de unos 15 metros de largo por 20 metros de ancho, con un patio de unos 10 metros de largo por 15 de ancho.

Se bailaba tanto en la sala como en el patio. La orquesta se instalaba en la sala, donde bailaban los asociados, y, en el patio se colocaban dos cantinas de cervezas Polar y Tropical.

Por el día se habilitaba un ring de boxeo, para entrenamiento, se jugaba al dominó y a las barajas. Se brindaban cursos de costura y otras facilidades a las muchachas. El presidente de la sociedad era Julio Dueñas y la directiva la componían: Travieso, Periquito, Regijo, Marino, Gustavo y Curbelo, como dice la canción de Arsenio Rodríguez.

Los asociados pagaban una mensualidad, un directivo velaba por el comportamiento, sobre todo que las parejas no se estrecharan demasiado al bailar el danzón "en un ladrillito". Era obligado vestir traje o guayabera, zapatos de dos tonos. Las mujeres, impecables.

A los bailes asistían las agrupaciones más gustadas, de esa etnia: Los conjuntos de Arsenio Rodríguez, René Alvarez y Los Astros, Chocolate, Modelo —en los 50—, Chapottín. Las orquesta Ideal, Neno González, Pedrito Calvo, Charanga de Orestes López, Cheo Belén Puig, Típica de Aniceto Díaz, Orquesta Elegante con Cheo Marquetti, Típica de Silvio Contreras, Armando Valdespí, Eliseo Grenet, Estanislao Servía, Arcaño y sus Maravillas.

Club Social Buena Vista ofrecía bailes muy populares; algunos salones más aristocráticos contrataban orquestas más refinadas. Por el Buena Vista...pasaba el tranvía y cerca se encontraba el Crucero de la Playa, en las calles 31 y 42.

La avenida 31 cuenta con 12 pistas, extremadamente ancha para aquellos tiempos. Parte de ellas se llenaban de público que desde la calle disfrutaba el baile. Muchos eran blancos que no podían entrar.

En 1995, el director del grupo Sierra Maestra, Juan de Marcos González viaja a Londres con el fin de promover el disco Dundumbanza. Conversa con el presidente de la World Music, Nick Gold, “le expongo la idea de producir un disco con un “ven tú” (una selección All Stars de la vieja guardia) de algunos músicos consagrados y algo olvidados y rescatar el sonido de las grandes big bands de jazz afrolatino como Machito y los afrocubans.

"Coincidentemente ellos andaban en la misma frecuencia. Nick abraza la idea, sabiendo que en Cuba está el gran yacimiento rítmico con figuras legendarias”.

Rápidamente Juan de Marcos organiza en La Habana, a su regreso, una nueva orquesta, la Afro Cuban All Stars. Entre algunas de las muchas figuras se encontraban Compay Segundo, Ibrahím Ferrer, Manuel Licea (Puntillita), José Antonio (Maceo), Pío Leyva, Raúl Planas. Músicos de la talla del Guajiro Mirabal, Javier Zalba, Orlando López (Cachaíto), Rubén González, Miguel Angá.

Se graban en 1996 tres discos, entre ellos Buena Vista Social Club y A toda Cuba le gusta. Ambos son nominados. Finalmente el primero —que estaba tocado por la magia— se alza con el Grammy 1998 en la categoría de música tradicional.

Comienza la leyenda, la popularidad, la fama mundial. Le sigue el documental Buena Vista Social Club, de Wim Wenders. Los discos escalan el top de la revista Billboard, en Estados Unidos. Los contratan para los salones y teatros más prestigiosos del planeta viajan por los cinco continentes, desde la Tierra Santa a las Murallas de China, de Australia a la Patagonia.

Desde todo el mundo visitan a La Habana fotógrafos, cineastas, periodistas, guionistas, investigadores, cronistas, musicólogos, investigadores, todos los interesados en la música cubana. Cuba vuelve a ponerse en el mapa musical mundial, en el que siempre estuvo. Anteriormente había surgido en La Habana el boom de la salsa cubana. Cuba rompía el bloqueo musical impuesto por la industria de la música y el disco.

Esta es la verdadera historia del Buena Vista Social Club, aunque todavía falta el antecedente que lleva capítulo aparte y la historia de cada integrante de la orquesta Afro Cuban All Stars.

Daqui

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